No os he dicho que el viernes pasado Harry Christophers volvió a dirigir a la OCG. Como de costumbre: una experiencia religiosa. No hay director actual que consiga conmoverme tanto. Conseguir que el Concierto de Brandenburgo nº 5 suene como si lo estuvieses escuchando por primera vez es prácticamente un milagro. Y la Chacona de Purcell fue un verdadero descubrimiento.
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